jueves, 5 de julio de 2007

Sabor a porro

A Pablo Flórez

En Ciénaga de Oro
la vida sabe a porro
y las mujeres huelen a fandango.
Por sus calles polvorientas,
por donde caminó y bailó
María Varilla,
camina lento pero seguro
el viejo Pablo,
abarca tres puntá y sombrero sabanero.
Pablo, hechicero del pentagrama,
amante empedernido de las vitrolas
el que espera a la aventurera,
esa que no sabe que el todavía la quiere.
Pablo, gallo fino de espuela recta,
toro bravo de corraleja,
el que le puso sabor al porro
y curó las heridas de la cumbia.

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